Marzo 4, 2015 | Comentario

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El rostro femenino de la energía

Nací en Santiago, Chile, en medio de la agitación política. Mis padres tuvieron que trasladarse a Costa Rica cuando tenía 5 años de edad, en busca de refugio. Yo ya tenía una hermana y un hermano, y mi madre estaba embarazada.

En esta difícil situación vi los diferentes roles que mis padres interpretaban. Mi madre tenía las ideas y mi padre las apoyaba. Ella fue quien encontró la mejor escuela para nosotros; inspiró a mi padre para que terminara sus estudios universitarios; encontró con una buena casa para alquilar. Para alimentarnos, esperaba en largas colas para recibir leche. Para asegurarse de que teníamos una buena educación, encontró varios cursos adicionales en las artes, que podíamos tomar de forma gratuita. Esta capacidad de mi madre de ver oportunidades en las dificultades y hacer el esfuerzo para cumplir con su visión, fue el resultado de su amor, su sentido de responsabilidad, su esperanza sin fin y su naturaleza aventurera. Estas cualidades no son exclusivas de mi madre, sino que son cualidades a las que muchas mujeres en situaciones de guerra, desastres naturales, pobreza, y otras dificultades sociales, se ven obligados a recurrir. Estas capacidades constituyen el rostro femenino de la energía, que es absolutamente esencial para sostener y nutrir a las familias y comunidades, y crear nuevas realidades en tiempos de cambio.

Mi experiencia con una mujer líder especial:

Durante mi experiencia de trabajo en el UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas) Yo estaba comprometida en muchas acciones afirmativas por la igualdad de género, no sólo desde un punto de vista legal, sino también desde una perspectiva de política elaborada por instituciones gubernamentales. Las acciones afirmativas se concentran en el fortalecimiento y la creación de capacidades de las mujeres para impactar el desarrollo y crecimiento de las comunidades.

Sin embargo, todavía sigue habiendo brechas que necesita ser llenadas en los aspectos culturales, en donde los mitos y las falsas creencias continúan colocando a las mujeres en una posición subordinada. Sin embargo, las mujeres han estado aprendiendo a reconocer y utilizar sus propias fortalezas para superar las limitaciones de la estructura social existente.

Cuando yo estaba tratando de resolver la paradoja de la autonomía personal y el desarrollo secular, tuve la gran fortuna de conocer Dadi Janki, quien se desempeña como jefe de la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris. Ella es una de esas mujeres que tienen la valentía y la convicción para predicar con el ejemplo de lo que realmente se trata el empoderamiento espiritual y liderazgo, a pesar del rechazo y la discriminación que afrontó de parte de su familia y de la comunidad en general.

Incluso hoy en día, mientras camina hacia el hito de los 100 años de edad, Dadi Janki me sigue inspirando a superar mis propios miedos e inseguridades y asumir una posición de liderazgo en un mundo dominado por el liderazgo de los hombres. Ella enseña con el ejemplo y sabiduría sobre cómo nutrir mi auto-confianza y vocación de servicio.

Ella me ha demostrado cómo la calidad de mis propios pensamientos y sentimientos, y la claridad en mi intención, necesitan una práctica espiritual constante como la meditación, con el fin de mantener mi paz interior y la sabiduría como bases para la toma de decisiones precisas.

Estas dos mujeres — Dadi Janki y mi madre han sido mi fuente de inspiración. Ellas me han enseñado en diferentes formas las más grandes lecciones que una mujer joven tenga el privilegio de recibir:

1. "La necesidad es la madre de la invención". En una forma práctica y en diferentes contextos, las mujeres tienen una enorme capacidad para la creación de soluciones a los problemas y la transformación de la conciencia, actitudes, y percepciones que se necesitan en estos tiempos de cambio.

2. "En el análisis final, lo que realmente importa?"Si pudiéramos reconocer y dar más recursos, tiempo, y energía para fortalecer las cualidades femeninas y desarrollar capacidad espiritual, tanto en hombres y mujeres, podríamos trabajar juntos con igualdad, respeto, y aprecio en la creación de comunidades generativas. Podríamos elevarnos por encima de las limitaciones, liberarnos de los espacios confinados, e inspirar a las generaciones venideras un futuro de posibilidades ilimitadas.


Archivado en: Centro de Paz - Marzo

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